martes, 24 de enero de 2012

La vetocracia del ingeniero (los que los medios hegemónicos ignoran)


El Boletín Oficial de ese día consignaba que el proyecto que había obtenido 45 votos a favor, cero en contra y cero abstención, había sido vetado por el jefe de Gobierno Mauricio Macri. Lo que más llamó la atención de los artistas es que se trataba de un subsidio mensual y vitalicio para ganadores de diversas distinciones que el propio Ejecutivo (oficialismo PRO) habitualmente otorga.
Dos días después, nueve proyectos aprobados durante la maratónica última sesión de 2011 también fueron vetados. Chau a los tratamientos de fertilización asistida para los afiliados a Obsba (la obra social de los empleados municipales); adiós a la regulación para comercializar precursores químicos; hasta siempre a la creación del Centro de Documentación del Bicentenario; bye bye al Congreso Pedagógico de este año; minga a destinar el edificio de Gascón 123 como vivienda social; alpiste para la Asociación de Síndrome de Down, que esperaba unos fondos extra; ni ahí a la creación de un fondo fiduciario para pymes; sigan participando para la empresa recuperada Cefomar, que quería quedar amparada por la ley de expropiación; olvídense de los subsidios anuales a la Junta de Estudios Históricos de diferentes barrios de la ciudad.
Estos nueve, más los dos que se habían conocido previamente, elevaron la cifra de vetos a 97, por lo menos hasta el cierre de esta edición, según habían contabilizado en el despacho de Daniel Filmus. De esos 97, hasta ahora se publicaron 92 en el Boletín Oficial. La cifra total abarca los cuatro años de gestión del Ingeniero. Más allá de los números, el empleo de los vetos no es indiscriminado y al analizarlos en conjunto se hace evidente el sentido político que los motiva, más allá de la aparente debilidad irrefrenable, casi compulsiva, por vetar.
FUENTE: Miradas al sur.

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